viernes, 12 de octubre de 2012

El Perú debe apostar por el cambio tecnológico

Es nuestra única herramienta para llegar a ser una economía desarrollada

 
El proceso de globalización de la economía y el paso hacia la era del conocimiento marcan la pauta de lo que será la nueva sociedad mundial y el Perú no tiene aún una política socioeconómica moderna como para ser considerado un país del tercer milenio. La clave del cambio no está en la exportación de materias primas sino en el desarrollo científico-tecnológico.
 
Los significativos ingresos que actualmente genera al país la exportación de minerales, por su alta cotización en el mercado internacional, no sirven para considerarnos una economía próspera, pues somos, en pleno siglo XXI, un país primario exportador y nuestro crecimiento no habría sido tal si China no hubiera irrumpido en la economía planetaria. Esa es nuestra realidad, y ahora que la misma China ha anunciado la desaceleración de su economía dicha realidad podría empezar a cambiar.

Nuestra prosperidad es pasajera, porque así lo es todo boom. Y si bien hemos podido capear los temporales de la crisis financiera internacional, por el crecimiento del mercado interno, ya los entendidos anuncian que la bonanza podría durar solo unos 15 años más. Ante ello, nos queda aprovechar la oportunidad para crear infraestructura productiva y plataformas científico-tecnológicas, de lo contrario nuestra nación podría tener un porvenir incierto.

Los peruanos ya lo sabemos por historia. Que no se repita lo del guano y el salitre. Ahora vivimos otro boom y la situación nos obliga a dar un giro completo a nuestra visión y convencernos de que sin mayor inversión en educación, investigación científica e innovación tecnológica no tendremos oportunidad. Estos son puntos insustituibles en una política en ciencia y tecnología que se precie de ser seria.

Se trata de pasar de expendedores de insumos a exportadores de productos con valor agregado. La gran diferencia entre países ricos y pobres estará marcada por esta característica. Y, sin ir muy lejos, algunos países sudamericanos ya transitan por ese camino.


Cambio tecnológico

Sin visión ni estrategia, y por supuesto decisión y compromiso en todas las esferas, el cambio no será posible, dado que no podrá sostenerse en el largo plazo. Se necesita visión para saber adónde llegar y estrategia para conseguirlo, pues el cambio tecnológico no es relevante, si no proporciona una ventaja competitiva o transforma una existente, de ahí que se tenga que dar condiciones a la universidad y a la empresa para realizar investigación científica dentro del marco de una verdadera política tecnológica.

Los países del sudeste asiático nos dan el ejemplo. Si no hubieran invertido en educación, CyT e I+D, no podríamos hablar hoy de los altos indicadores económicos de estas naciones; tampoco de las gigantescas corporaciones de la industria del transporte, informática y telecomunicaciones que hoy dominan el mundo.

A mediados de los años 50 del siglo XX el Perú tenía mejores proyecciones que Corea del Sur en el escenario internacional, pero mientras que el país asiático, cohesionado en torno a un proyecto político, apostó a conciencia por el cambio educativo y tecnológico; el nuestro se extravió por los vericuetos de la inestabilidad democrática y los desaciertos políticos que trajeron graves consecuencias.

Tenemos que aprender la lección y apostar por el cambio tecnológico. Nuestras autoridades de gobierno tienen que ir a la vanguardia.

Tomado de: Enlace químico 3 - Boletín oficial del CQP

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